Guerra contra los gobernadores: Córdoba se desangra
La declaracion de guerra de Milei contra los gobernadores tiene un protagonista: Martin Llaryora. Y esto tiene un claro porqué.
El 6 de febrero de 2024 el proyecto de Ley Omnibus cayó. Y en el estilo motorizado y rapido de la presidencia de Milei, no hubo tiempo para discutir culpables ni razones. La agenda avanza y el presidente ya dejó claro algo: le declaró la guerra a los gobernadores. La causa es simple.
Los gobernadores son los presidentes de sus partidos locales, los responsables del armado de las listas legislativas y los lideres politicos de sus provincias. Es decir, los jefes directos de gran parte de los diputados y senadores que trabajan en la camara legislativa nacional. Lo cual crea la dinamica, inalterada a lo largo de nuestra democracia, que para negociar sus votos se habla con los gobernadores. Milei se negó a negociar puntos claves de la Ley Omnibus que les interesaba a ellos: coparticipar el Impuesto PAIS (para que esos recursos no dependan de lo que se le cante el culo al gobierno nacional) y bajar retenciones. Ambas cosas que se ignoraron en la media sancion general pese a quejas de los diputados provinciales y ninguno se quedó de brazos cruzados. En la votacion en particular, a los articulos 3 y 4 de la Ley Omnibus (delegacion de poderes especiales al presidente) se los descuartizaron los legisladores de Cordoba, Misiones, Santa Fe, Corrientes. Ninguno le iba a dar esos poderes si empezaba por no cumplir el acuerdo incial. Cuando se llega al Articulo 7, privatizaciones, y no logran pasar casi nada, todo vuela por los aires. Milei llama traidores a los diputados que no acompañaron, los escracha en Twitter. Volvemos al principio. Pero el presidente tambien les declara la guerra. Y esto no es menor.
Las principales victimas fueron Pullaro y Llaryora, gobernadores de Santa Fe y Cordoba respectivamente. Eran los votos mas seguros para el oficialismo y su fuga desordenó toda la legion que administra el jefe de bloque libertario, Oscar Zago. Se inflamó mucho la relacion. En medio de todo, Milei los amenaza. Les tira con todo: que si opereta K, que le saca gendarmeria a Santa Fe, le sube las retenciones Cordoba, que los van a dejar sin legisladores en 2025, todo un pataleo publico que cumple dos funciones politicas especificas: por un lado, invocar al electorado de esas provincias, profundamente oficialista. Hacerlos sentir en los focus group locales. Pero por el otro, lo mas relevante: dejar claro en la opinion publica que la culpa de los recortes venideros será de ellos. Y lo hace a los gritos, lo mas claramente posible. Usa talking points (el gasto en comunicacion cordobes, la influencia peronista sobre Santa Fe) que nublan la verdadera cuestion de fondo: se viene una fea, y son ellos los que deben aguantar.
Aquí es donde la estrategia de ambos mandatarios provinciales cambia según sus contextos. Pullaro da marcha atrás, pues sabe que el 58% de electores que lo eligió es prácticamente el mismo que votó a Milei, y provincializa su agenda tratando de salir del foco. Sabe que el radicalismo aún está buscando su espacio en la nueva realidad política nacional y que la estrategia es la de esperar. No vuelve a atacar a Milei y declara seguir abierto al diálogo. Puede hacer esto con relativa calma por 2 cosas: primero, el apoyo de su electorado sigue fresco. Su campaña ya anunciaba recortes fiscales importantes. La baja de subsidios y transferencias le afectan, pero en menor medida. Segundo, su principal preocupación es la seguridad. El mantenimiento de las unidades federales que apoyan las fuerzas de seguridad santafesinas son suficientes para no preocuparse: mientras eso no se toque, puede sostenerse relativamente solo. En términos políticos, Pullaro tiene más razones para dialogar que para confrontar. Pero la situación de Llaryora es diametralmente diferente.
CORDOBA SE DESANGRA
Córdoba debe pagar 1.052 millones de dólares en vencimientos de deuda provincial y sabe que debe ser austera. La devaluacion que llevó el dolar de 350 a 800 en los papeles duplicó lo que debe pagar mensualmente, que viene principalmente de la recaudacion fiscal. Un frente complejo ante la caida de actividad y de la misma recaudacion, pero cuando se le suma que el gobierno nacional corta todas las transferencias discrecionales, que llegan a un 5% del presupuesto provincial, el panorama es dramatico. Y como si esto fuera poco, la eliminacion del Fondo Compensador del Interior que ayudaba a amortiguar el precio del transporte, pone una amenaza financiera inmediata sobre la provincia: 15 mil millones de pesos menos que obligan a subir el boleto dramaticamente o poner mañana mismo la plata cash para los prestadores. Algo imposible.
Osea digamos, Córdoba está en números rojos. Muy rojos. Y se está dejando notar. El pago de salarios publicos y jubilaciones se retrasa regularmente. El propio Estado provincial se achica y esta despidiendo personal. Se traba la negociacion con UEPC por salarios docentes, se congelan salarios. Todo, de nuevo, en un contexto de profunda crisis. Y en una provincia donde Milei consiguió 75% de los votos. El único camino del gobernador es dejar en claro que el brutal ajuste que debe realizar y su impacto sobre los cordobeses, tiene razón en el presidente. Pero nadie parece creerle. Y la realidad toca la puerta.
LA ROSCA DE LA GUERRA
La guerra que declaró Milei tiene un fundamento sólido: el tiene mucho más para ganar que perder. Dejando en claro que tiene herramientas para sostener su plan de gobierno, ya sea en Decretos o desde las propias atribuciones del ejecutivo, su estrategia es la de esperar y traspasar el costo político del ajuste a los gobernadores. Sabe, de base, que son ellos los que tendrán que negociar los salarios docentes, administrar el transporte sin subsidio, ajustar sus cuentas locales. Y seguro del apoyo de su electorado, confía en que la presión será suficiente como para llevarlos a negociar en los términos del gobierno nacional. Esa es su estrategia. Y hasta ahora, pese a la hostilidad, parece funcionar.
Milei cree poder presionar a Llaryora a bajar la apuesta y volver a negociar leyes en el futuro. Ambos se necesitan, pero solo Llaryora está contra las cuerdas. Un caso que se repite en Santa Fe y en virtualmente todas las provincias. La estrategia del presidente tiene un solo punto débil, sutil: las retenciones. En un contexto donde nación deja de aportar a las provincias y se niega a coparticipar tanto el impuesto PAÍS como las retenciones, existen argumentos fuertes para discutir estos gravámenes que pesan sobre las economías locales en beneficio de nación. En los próximos meses vamos a discutir de nuevo este tema, dado que en este contexto es un impuesto sin sentido para las provincias. Pero empezar esto es abrir la caja de pandora: es rediscutir toda la serie de distribuciones fiscales y polticas que establecio el sistema de la constitucion del 94, algo basicamente inalterado hasta hoy. Ahi Cordoba no tiene nada que perder: es la segunda provincia que mas aporta en impuestos, y lo hace con produccion. Pero mucho puede pasar si ocurre el terremoto que seria reordenar la coparticipacion. Y no perdamos de vista que el propio Milei declara, antes y ahora, que volar por los aires este sistema es uno de sus objetivos.
Por lo pronto, Cordoba se desangra. Y mas alla de lo que opinen sus ciudadanos, será el Estado cordobes el que organice la proxima jugada. Y aqui estaremos para verla.
La guerra entre presidente vs. gobernadores la pagamos todos. Totalmente injusta la realidad actual. Muy buena info. Saludos!!