El heredero al trono del peronismo cordobés
El status quo oficialista de Córdoba necesita urgentemente un heredero al trono provincial. Quien y como gane, tendrá profundas implicancias hacia dentro del espacio.
Mas allá de los vaivenes y oportunidades de la oposición en Córdoba, hoy la iniciativa claramente la tiene el oficialismo: es el que puede definir sobre que escenario se disputara la gran elección de 2023. Pero hay una pieza clave que es el gran tema de discusión y maquinaciones en los pasillos de la casa de gobierno, y es quien será el candidato. La historia cordobesa tiene un camino de carrera en la jerarquía política muy marcado: el que llega a ser intendente de Córdoba, será el próximo candidato a Gobernador. Todo indica que Martin Llaryora, exvicegoberador, pieza central de la mesa chica del peronismo cordobés y actual intendente (con una, digámoslo de paso, muy buena gestión hasta el momento), será el heredero elegido por el espacio político. Pero en política nunca nada es gratis. Y para poder llegar a la cima, el ex intendente de San Francisco deberá complacer a sus futuros aliados, vencer a sus próximos rivales y demostrarse lo suficientemente apto para la pesada carga de gobernar una provincia como Córdoba. Vamos por partes.
Es imposible comprender este juego de tronos cordobés sin comprender como hizo el peronismo para gobernar 20 años la provincia y pelear con el peronismo nacional a la vez. Con una mesa chica de confianza, una lógica fuertemente verticalista y pragmática, el estilo de gobierno inaugurado por José Manuel de la Sota se demostró fuerte y eficiente. Las listas siempre se formaron con el visto bueno del liderazgo del gobernador y toda potencial interna se ahogo antes de poder empezar: el espacio no dejo de ampliarse en sus bases (incluyendo hasta sectores evangélicos en 2019) sin delegar ni un poco de su propia identidad de control y manteniendo su estrechez en la cima. Con liderazgos fuertes y pragmáticos, pudo antagonizar con otros peronismos y a la vez estrechar su mano cuando lo necesitó. Lo importante es que esto configuró una correlación de fuerzas hacia el interior del espacio, les dio reglas de batalla a los aspirantes a poder: en mas de 12 años de la ley de las PASO nunca realizaron una interna publica, predomina el tono cordial hacia el exterior y agresivo hacia el interior y para ser candidato se debe llegar con la fuerza suficiente para sostenerse en el cargo.
Esta “correlación de fuerzas” se agota ante la perdida de la gobernación de Schiaretti. Llaryora, heredero natural, lo sabe. Y para poder defender su posición, tiene en líneas generales 2 opciones: armar un espacio propio y cambiar el estilo de gobierno utilizando un esquema mas flexible de control y abriendo el dialogo con otros espacios políticos o sostenerse en sus viejos aliados y coronarse como heredero de la estructura actual. Todo (hasta ahora) indicaría que su camino va por lo segundo, aceitando esa estructura política en Córdoba Capital gobernando rodeado de gente de su confianza y manteniendo un discurso de unidad aparentemente solido. ¿Por qué se arriesgaría a realizar otra cosa? Una gestión solida y unas cuentas fiscales de la capital de córdoba lo sostienen.
Para realizar esto, deberá poner de su lado a los otros aspirantes al trono. Nadie gobierna solo, y este verticalismo no se logra con palabras sino con acuerdos, vistos buenos y… presupuestos solidos. Todos hacia el interior del espacio lo saben y lo aceptan felices. Pero que realmente tengan la opción de disputar la candidatura y sus propios espacios dentro del partido, hay pocos. Y ninguno tan fuerte como Juan Manuel Llamosas. Intendente de Rio Cuarto, discutiblemente la segunda ciudad mas importante de la provincia, gano la primera gran elección de 2020 dándole una victoria contundente al peronismo y ganándose la confianza de sus lideres: se muestra cercano y respetuoso con ellos, dice tener en Schiaretti a su líder y ejemplo. Profundizó sus cercanías con la dirigencia fruto de las monumentales obras financiadas por la provincia que permitieron que la gestión del intendente este siendo una muy satisfactoria en su ciudad natal. En el status quo actual, no hay ningún tira y afloje. Pero en el que se viene, es otra historia.
En diciembre de 2021 Llamosas y Llaryora, los únicos dos aspirantes realistas a la candidatura de 2023 estuvieron en el programa “A dos Voces” charlando de la situación actual con periodistas. En un tono tranquilo, hablándose como amigos y entre abrazos y guiños cómicos, la entrevista fue bastante ligera en un comienzo. El candidato natural, Llaryora, hablaba de su buena gestión, de lo mucho que había crecido en seriedad el espacio y el futuro prospero que seguían proyectando en Córdoba. El posible pretendiente, Llamosas, concordó en todo con el. Pero cuando le toco hablar, cerro con una frase que personalmente me encanta: “las internas siempre son siempre saludables”. Saludables. Un eufemismo interesante: deseables, tal vez beneficiosas, pero sobre todo, posibles. Sabemos que difícilmente llegue a ser el candidato, muchas cosas tendrían que darse aun. Pero la frase cierra con fuego una realidad: ningún candidato llega a serlo gratis. Y a Llaryora no será la excepción. Llamosas debe hacérselo saber siempre que sea posible. Les prometemos ver de cerca estos eventos desde estas líneas, al fin y al cabo, en esta interna se juega el futuro de la provincia, ¿no?