A nadie le importan las excusas
Fracasar en la politica democratica es sumamente complejo. Pero no hay excusa que salve al que tiene un puesto de responsabilidad.
La democracia es una forma de gobierno inherentemente contradictoria. No es noticia nueva. Construye “el pueblo”, un sujeto de derechos potencialmente ilimitados mientras a su vez busca limitar su alcance revistiendolo de obligaciones, representantes y reglas que lo restrinjan. En esta tension se construye la democracia republicana, la forma que las naciones occidentales vienen prefiriendo para desarrollar su historia politica moderna. Y de nuevo, nada de esto es noticia. De hecho son problematicas tan viejas como la democracia misma, pero su moderno desarrollo de a momentos va dejando rastros de sus problemas irresolutos. Y uno de ellos es que a ningun pueblo le importan las excusas de sus gobernantes. Entendamos esto.
En democracia el soberano es el pueblo. Los gobernantes no son soberanos: son representantes de la soberania popular. Almenos asi se piensa en Argentina cuando la constitucion deja claro que el pueblo no gobierna ni delibera sino por medio de sus representantes. Este espiritu convierte al gobernante en un instrumento del propio pueblo. Su poder es limitado, institucionalmente cohartado, balanceado con otros poderes publicos y temporalmente determinado. Aun asi, se le piden una serie de objetivos. Sus promesas de campaña, naturalmente infladas para poder acceder al cargo, son una hoja de ruta, pero a un nivel mas profundo, se le pide que solucione los problemas propios de la unidad que gobierna. Problemas que tambien son de la democracia. Y en ese esfuerzo titanico de equilbrio que significa la gobernanza democratica, la coyuntura siempre es central. Mas aun en paises en constante crisis como el nuestro. A nuestra situacion compleja se le suman una serie de problemas contextuales que determinaron a todos los gobiernos. Nestor heredo la mayor crisis de nuestra democracia, Cristina sufrio el embate de la mayor crisis del capitalismo moderno, Macri recibio un Estado macroeconomicamente inviable y Alberto goberno en la mayor crisis sanitaria del siglo. A los debiles equilibrios que la democracia alcanza en contextos socioeconomicos complejos como el nuestro, siempre los embates externos e internos les pesan el triple. Y nuestra historia es testigo de hasta cuanto las crisis atrofian la logica de los gobiernos. Pero no importa que tan pesada sea la carga, la administracion publica, por su naturaleza contradictoria, requiere una alta cuota de responsabilidad: con el pais, con el pueblo, con el partido, con la historia. Responsabilidad que ata a todo gobernante con sus electores y lo ubica como parte del trayecto historico de la nacion. No importa cuanto quemen las papas, la responsabilidad politica es irrenunciable, y no puede concederse con argmentos de equilibrista.
Al pueblo soberano no le importan las excusas. Y esta bien que asi sea.
Porque todas y cada unas de las veces que las crisis apremiaron, los gobernantes buscaron proyectar sus fracasos en estos factores externos. Pesada herencia, contexto complejo y hasta acusasiones distitutorias son algunas de las excusas que los gobernantes han usado para querer justificar sus derrotas. Pero en ninguno de los casos funcionó para que les perdonemos los errores y todos igual debieron rendirle cuentas a la historia en las urnas. Y es que uno puede transformar los problemas en capital politico. Convertir los desafios en nucleos aglutinantes, en causas nacionales, en pruebas historicas. Cosas solo posibles si al gobierno lo acompaña un proyecto de pais y la claridad politica de un nitido futuro. Ni un pasado glorioso ni una retorica vacia son suficientes para sostener la fortaleza de un gobierno. La excusa por si sola es un recurso infantil que demuestra inmadurez politica para estar a la altura de las demandas del pueblo soberano, y la que viene pagando una y otra vez los platos rotos es la propia democracia que es puesta en tela de juicio por la mala calidad de sus gobernantes. Pero que a nadie le quepa duda que esto no es ni culpa de las mayorias, ni de la democracia ni de un pais ingobernable: el unico responsable son los liderazgos truncos que proyectan excusas y no asumen la responsabilidad historica que viene con el cargo al que aspiraron. Y nuestra nacion ya no puede soportar ni uno mas.
Nuestro pais atraviesa un momento historico pivotal. El gobierno de Fernandez sufio, nobleza obliga, crisis tras crisis internas y externas que lo tienen en constante retirada basicamente desde su inicio. La mayor sequia del Siglo, la desetabilizacion politica de sus propios funcionarios, la pandemia y la crisis de inflacion son problemas que condicionaron una verdadera politica de supervivencia. Pero esta supervivencia solo tiene sentido politico en un gobierno que pueda proyectar esperanzas y fuerza hacia sus gobernados, que pueda convertir el desafio en oportunidad y en una super-voluntad politica. Algo que no pudo o no quiso hacer en ningun momento este gobierno por, de nuevo, sostenerse en excusas. Haria bien en recordar, presidente, que a nadie le importan las excusas. Leccion que esperemos aprenda de antemano el proximo gobiernante.